Peter Scylioschke

    Paisajes de un lugar en el que me he hecho mayor No soy de Almería. Llegué desde Málaga en 1983, y desde entonces, sigo aquí. Por alguna visita anterior y por el paulatino paisaje que se desplegaba a los bordes de la carretera, a medida que me iba acercando a la capital, podía comprobar cómo me adentraba en un lugar desértico en muchos sentidos: en el paisajístico, en el económico y también, en parte, en el social. Yo veía en Almería una geografía deprimida y necesitada de auxilio y con pocas posibilidades de transformación.  Afortunadamente me equivoqué y todo eso cambió en un periodo relativamente corto, dando lugar a una provincia pujante y con proyección, aunque con una capital lamentablemente devastada en su urbanismo. Sin embargo, hubo un momento, nada más instalarme, que llegué a a pensar que ese aislamiento del que hacía gala la provincia, no iba en su contra, sino todo lo contrario: el cielo, el mar, su color y su paisaje tan limpio y brillante, como solitario y libre de m